Desde
mediados de noviembre a mediados de enero es cuando se recolectan las naranjas
navelinas. Todo es cuestión de gustos, pero a mí, esta variedad, me parece la
mejor con diferencia.
El origen
del cultivo de la naranja parece que fue en el sur de China y de esto hace unos
4.000 años. Aparte de su delicado sabor cítrico, la naranja aporta bioflavonoides,
que poseen reconocidas propiedades anticancerosas, y una buena cantidad de
vitamina C, entre otras.
Habitualmente
se utilizan para extraer su zumo, como postre, y en algunos casos también
forman parte del plato fuerte, acompañando a algunas carnes, en especial aves,
y más en concreto, el pato a la naranja. Pero tanto las naranjas como las
mandarinas tienen propiedades aperitivas, lo que las convierte en un entrante
espectacular, por su frescura y facilidad de combinación.
Psicológicamente,
también tienen sus virtudes, entre otras cosas por la gran cantidad de fibra que aportan,
favoreciendo el tránsito intestinal y con ello la sensación antiestrés.
4 naranjas
8 vieiras
Mahonesa
Kétchup
Salsa de soja
Salsa Worcestershire (Perrins)
1 tapón de brandy, ron o vodka
Y para decorar una
cucharadita de caviar o de huevas de Noruega y una ramita de perejil, que ya es
opcional.
En primer lugar
cortamos las dos puntas de la naranja muy ligeramente, para que puedan
mantenerse en pie. Luego las abrimos por la mitad justa y con ayuda de una
puntilla vamos extrayendo la pulpa recortando por el interior lo más pegados
que podamos a la piel, pero sin romperla. Una vez que hayamos retirado la parte
dura y los pipos, si los hubiera, troceamos la naranja en cubitos pequeños.
Ponemos las vieras en
el microondas tapadas durante 30 segundos. Las sacamos y las troceamos. Las
mezclamos con la pulpa de la naranja y las ponemos de nuevo dentro de la piel.
Para la salsa haremos
una mahonesa con huevo, sal azúcar, un chorrito de vinagre y aceite de girasol,
que quedará más suave. En mi caso también le añadí unos cebollinos troceados,
porque le confieren un gusto mucho más rico.
Una vez que tengamos la
mahonesa, que también puede ser de bote, le añadimos el kétchup hasta conseguir
una tonalidad rosácea, es decir, sin excesos. Un chorrito de salsa de soja y
otro de Gloucestershire le van a aportar el gusto a salsa rosa de cóctel. Y por
último unas gotas de ron, vodka o brandy. Removemos bien y napamos la naranja.
Finalmente decoramos
con una cucharadita de caviar repartida por encima.