lunes, 14 de octubre de 2019

CONTRAMUSLO DE POLLO A LA CERVEZA CON SALSA DE CURRY


El domingo me apetecía cocinar algo suculento. Uno de esos platos que te llevan a la infancia, como los muslos de pollo que, sistemáticamente, todos los domingos preparaba Pascuala como segundo plato, después de la paella. Lo cierto es que después de la paella caben pocas cosas más a no ser una pieza de fruta, o algún dulce, es decir, que ese pollo era una barbaridad y que casi siempre se quedaba entero, pero estaba muy bueno el lunes para cenar.

Tenía un muslo y un contramuslo de corral, de esos amarillitos que saben tan ricos y, como quiera que mi mujer se marchaba a comer con unas amigas, pues me lo preparé a mi gusto.

El muslo y el contramuslo de pollo
1 cebolla pequeña
2 cucharadas de tomate
1 lata de cerveza
2 cucharaditas de curry en polvo
1 cucharadita de pimentón picante
1 nuez de mantequilla
AOVE
Sal

En primer lugar, separé el muslo del contramuslo y lo freí con dos cucharadas de AOVE en una cazuela para sellarlo bien, hasta que quedó doradito. Lo retiré y lo reservé.

Piqué la cebolla en brunoise y la puse en la misma cazuela donde había frito el pollo. No hizo falta añadir más AOVE porque el pollo dejó algo de grasa. Cuando estaba blandita, añadí el pimentón y después de darle una vuelta, el tomate. Esperé a que el tomate quedó bien frito y le puse la lata de cerveza y, a continuación, el pollo.

Dejé cocinar durante una hora a fuego muy suave y cuando estaba la carne blanda, lo saqué y lo reservé en un plato.

Colé la salsa aprovechándola al máximo y la puse en un cazo a hervir para reducirla a más de la mitad.

Casi al final de la cocción, añadí el curry y lo retiré del fuego. Entonces añadí la mantequilla y dejé que se disolviera.

El último paso es poner a cocer durante un par de minutos el pollo en la salsa y servir.

Como acompañamiento había pensado hacer unas patas panadera, pero el sábado había encargado uno de esos aparatos asombrosos y me lo trajeron el domingo, así que no me pude resistir a estrenarlo.



Se trata de una especie de sandwichera para el microondas y el uso es sumamente sencillo: solo hay que meterlo en el microondas tres minutos, sacarlo, ponerle dentro lo que quieras asar, meterlo otros tres minutos, sacarlo, dar la vuelta al producto, volver a cerrar el aparato, meterlo de nuevo en el microondas y dejarlo otros tres minutos. El aceite y la sal son opcionales, pero un poco de cada cosa no vienen mal.