domingo, 29 de septiembre de 2019

TARTA DE PLÁTANO

La escuela del Aprendizaje nos enseña que uno de los aspectos motivadores más importantes es el feed-back. Esto quiere decir que si yo hago algo, espero una respuesta y esta puede ser positiva, neutra o negativa. Ayer elaboré un ragú de ternera que estaba para chuparse los dedos con la idea de comerla hoy y le pregunté a mi hija si quería compartirla con nosotros. Me dijo que sí, así que sopesando lo que había, me pareció que quedaría un tanto escaso, por lo que decidí completar el menú con una tarta de plátano. A mí no me gusta nada el plátano, pero tiene mucha vitamina K y sé que me conviene comerlo. A mi hija tampoco le gusta nada y a ella le da un poco igual lo de la vitamina K, así que ya auguré que el feedback sería bastante negativo, pero el caso es que el plátano con leche condensada y tomate está bastante bueno, así que ideé una forma de comer plátano que resultara agradable y al proponerme la receta deduje que no sería nada fácil y, además, que contaba con la desaprobación de mi hija pero, decidí hacerla.

Son tres elaboraciones independientes. La primera es la masa de hojaldre, que por ahorrar tiempo compré ya hecha, que las hay muy ricas. El resto es:

1 rollo de masa de hojaldre
2 plátanos de Canarias grandes
2 yemas de huevo
1/2 litro de leche
100 gr de azúcar
1 cucharada de Maizena
1 trozo de canela en rama
Peladura de limón

Como ya he dicho son tres elaboraciones independientes, la primera sería la masa de hojaldre, que al haberla comprado ya hecha, solo habría que hornearla, pero todo tiene su labor, porque hay que ponerla sobre una bandeja de horno, doblar los lados generando una especie de orla para que crezca al hornearla, pintar esos bordes con yema de huevo, hacer unos agujeros con un tenedor y cubrirla con garbanzos para que no suba por el centro.

La segunda elaboración es la crema pastelera. Ponemos en un bol una cucharada de maizena, tres de azúcar y dos yemas de huevo (una de ellas puede ser la que hemos utilizado para pintar los bordes de la masa). Ponemos medio litro de leche en un cazo con la canela y la peladura de limón y dejamos que vaya cociendo y tomando el aroma del limón y la canela. Removemos bien el bol y la leche y cuando haya cogido el aroma deseado, vertemos la leche en el bol y removemos. Retiramos del cazo las peladuras del limón y la canela y vertemos el contenido del bol poniéndolo de nuevo al fuego hasta que coja cierta consistencia. Retiramos y reservamos.

Ponemos dos cucharadas de azúcar en una sartén con un chorrito de agua y hacemos un caramelo ligero. Cortamos los plátanos en rodajas y los ponemos sobre el caramelo para que se caramelicen Retiramos y reservamos.

Cubrimos la masa de hojaldre horneada con la crema y colocamos las rodajas de plátano encima. Podemos decorar la tarta con unas frutas rojas o con unas hojas de menta. En nuestro caso utilizamos
un chorrito de leche condensada.   



Menos mal que hubo ragú de sobra y comimos bastante bien porque, como era de esperar, el feed-back no fue positivo. Probarla, la probó, pero nada más.


lunes, 9 de septiembre de 2019

ARROZ CON MORCILLA

El pasado sábado hice unas patatas con costilla para comer. Llevaban pimiento rojo, media cebolla, un par de cucharadas de tomate y, por supuesto, las costillas y las patatas. Estaban muy ricas y no sobró más que un poco de caldo, que estaba la mar de enriquecido. Pensé añadirlo al pienso de Duna pero, había suficiente cantidad como para elaborar nuestro arroz de hoy, así que lo guardé en la nevera.

Quedaba una morcilla de pueblo bien curada y decidí incorporarla al plato, que no puede ser más sencillo. 

1 puñado de arroz
1 morcilla de pueblo
El caldo sobrante de las costillas
Azafrán
AOVE.

En primer lugar vamos a freír la morcilla en rodajas con un chorrito de aceite y, en la misma paella, echamos el arroz y lo sofreímos. Añadimos el azafrán y el caldo y lo dejamos cocer durante unos 16 minutos, apagamos el fuego y lo dejamos reposar cinco minutos más.


Esta es la imagen que presentaba a los 10 minutos de cocción.

sábado, 7 de septiembre de 2019

LANGOSTINOS CON AGUACATE EN SALSA ROSA

Llevamos haciendo unos cuantos platos calentitos y contundentes, así que hoy vamos a cambiar el registro y haremos algo más fresco. Esta es una de esas recetas que no requieren pasar por el fuego, salvo para cocer los langostinos y el huevo, claro, así que podemos elaborarla con la ayuda de los niños. Ellos nos pueden ayudar a pelar los langostinos, a hacer el puré de aguacate, a hacer la salsa rosa o a emplatar sin correr ningún riesgo.  

Para el cóctel: 
12 langostinos 
1 aguacate 
1 zanahoria 
1 huevo 

Para la salsa rosa: 
1 huevo 
Un chorrito de vinagre 
Aceite de girasol 
Sal y azúcar  
Salsa Perrins 
Mostaza 
Kétchup 
Salsa picante 
El zumo de medio limón  

Para comenzar vamos a hacer las cocciones, para lo cual ponemos agua en una cazuela y cuando empiece a hervir, echamos los langostinos y los dejamos cocer durante tres minutos. Apagamos el fuego y los sacamos a un plato para que se templen. En la misma cazuela, añadimos un puñadito de sal, un chorrito de vinagre y cuando vuelva a hervir añadimos el huevo con cuidado para que no se rompa y lo dejamos durante 9 minutos cociendo. Pasados esos 9 minutos exactos, retiramos el agua y dejamos el huevo bajo un chorro de agua fría. A los 9 minutos la cocción del huevo es perfecta si no llegamos va a estar la yema blanda y si nos pasamos adquirirá un tono verdoso nada apetecible. 

Pelamos los langostinos, los troceamos y reservamos en la nevera. También pelamos el huevo y lo reservamos junto a los langostinos. 

Partimos el aguacate en dos trozos, quitamos el hueso con ayuda de un cuchillo y sacamos la carne a un bol, donde con la ayuda de un tenedor, lo desmenuzaremos de manera que quede como una crema.  
Pelamos la zanahoria y la rallamos en trozos grandes.  

Ahora vamos a hacer la salsa y empezaremos por hacer la mahonesa para lo cual, echamos el otro huevo en el vaso de batir, le ponemos una pizca de sal y otra de azúcar, un chorrito de vinagre y aceite de girasol y lo batimos apoyando el brazo batidor en el fondo del vaso. De esta manera no se va a cortar nunca. Si la queremos más espesa, debemos añadir más aceite y, en este caso, nos interesa que quede espesa porque luego le añadiremos algo de líquido. 

Ponemos la mahonesa en un bol y le añadimos el kétchup, también al gusto, pero interesa que lleve bastante. Añadimos la salsa perrins, la mostaza, la salsa picante y el zumo de medio limón y removemos bien con una cuchara.  

Ya solamente nos queda el emplatado que se puede hacer en una copa de cóctel, o en un plato chino. En primer lugar, pondremos una capa de zanahoria, encima los langostinos cortados, sobre ellos el huevo cocido picado, encima pondremos el puré de aguacate y napamos bien con la salsa rosa.  

Como opciones, podemos añadir a la salsa rosa un chorrito de vodka y dejar un par de langostinos enteros con la cola sin pelar para decorar.  

Al comerlo, es importante meter el tenedor hasta el fondo para que vayan saliendo los ingredientes mezclados. 


jueves, 5 de septiembre de 2019

SOPA DE PESCADO (DE APROVECHAMIENTO)

Ayer nos dejaron a mi nieta y había que preparar un puré para que comiera, así que puse a cocer un buen trozo de calabaza, una patata, una zanahoria y un lomo de merluza, como siempre, respetando los tiempos de cocción, es decir, primero la patata y la zanahoria, unos minutos después la calabaza y, por último, la merluza.  

Salió una buena ración de puré y quedó un caldo que estaba magnífico y, además, una buena cantidad. En el congelador había una bolsa con gambas rojas y pensé que, si cocía unas almejas solamente hasta que se abrieran, el caldito podía mejorar más aún. Almejas no había por ninguna parte, pero había que bajar a Duna, así que, aproveché el paseo para comprar una bolsa y las añadí al caldo. Para convertir el caldito en sopa de pescado, cogí otra olla y puse un chorrito de aceite, y freí un cuarto de cebolla picadita, tres dientes de ajo, una cucharadita de pimentón agridulce, unas hebras de azafrán y un par de cucharadas de tomate tamizado y ahí volqué el caldo de la otra olla.  

Al llegar mi mujer, le dije que había aprovechado el caldo del puré para hacer una sopita de pescado y, cuando la vio, me comentó que mi hija iba a venir a recoger a la nieta, se quedaría a comer, y que con ese caldo podría hacer una fideuá, que es muy de su agrado.  

Pensé que no era mala idea, así que puse en la paella otro chorrito de aceite y freí los fideos para luego añadirle el caldo junto con las almejas y las gambas. El resultado fue espectacular para tratarse de la reconversión de un caldo de cocer verduras y pescado en una sopita bullabesa, y luego en esa fideuá.  

No es que sobrara mucho caldo, pero sobró como para hacer dos raciones de sopa bullabesa, así que, he cortado unas rodajas finas de pan duro, las he puesto en un plato hondo y cuando llegue la hora de comer, calentaré el caldo con un par de gambas más para, finalmente, poderme comer mi sopita de pescado.