A
partir del mes de febrero es cuando empiezan a aparecer las habas tiernas, pero
hasta el comienzo del verano se pueden conseguir. Más adelante, tendremos que
conformarnos con las habas de lata o las congeladas.
Ayer
trajo Gloria un buen manojo y, como no tenía nada mejor que hacer, me dediqué a
desgranarlas. La mayor parte de las personas que conozco, una vez que sacan las
habas de las vainas, las tiran a la basura quedándose solamente con las habas,
y es un gran error, porque esta maravilla culinaria nos va a aportar dos formas
de consumo: por una parte, la vaina y por otra el haba en sí.
Las vainas las lavé bien, les quité el hilo de los laterales y las puse a cocer en agua. Al cabo de unos quince minutos, ya estaban blanditas y preparadas para su consumo. Las recetas de este producto son numerosas ya que se pueden hacer en tortilla, en tempura, fritas… Yo decidí hacerlas conforme a una receta de mi suegra, rehogadas con 4 dientes de ajo en láminas, bien de AOVE y pimentón de La vera dulce.
En cuanto a las habas en sí, paso a escribir la receta.
Habas
Setas
1 cebolla
2 cucharadas soperas de tomate
tamizado
1 diente de ajo
1 paquete de jamón en cubitos
1 cucharada de café de hierbabuena
Pimentón de La vera dulce (y una pizca
de picante)
1 vaso del caldo de cocer las vainas
AOVE
En primer lugar, vamos a pelar y picar
la cebolla en brunoise y la ponemos en una sartén con AOVE junto con el jamón
dejando que se vaya confitando. Añadimos el ajo en láminas y cuando veamos que
está hecho ponemos el pimentón al gusto. Añadimos el tomate y dejamos que
reduzca hasta secarse. En este punto, yo puse medio vasito de ron, pero podemos
no echarlo y, en su lugar, poner el vaso de cocer las vainas.
Cuando veamos que empieza a cocer,
añadimos las setas y las habas y removemos para que se incorporen todos los
sabores. Pasados unos ocho a diez minutos, apagamos el fuego, añadimos la hierbabuena y… A comer.
No es necesario poner sal, porque el
jamón le da el toque justo de salado. Como se puede observar, hemos obtenido
dos recetas diferentes y, en vez de tirar las vainas de las habas, nos han
servido para elaborar un plato exquisito.
Si hablamos de cocina de aprovechamiento, es una buena forma de sacar partido a las vainas, al caldo y a las propias habas.
Con las pieles de las patatas ocurre algo parecido. Podemos freírlas en aceite y hacer un aperitivo perfecto o un acompañamiento para carnes y pescados a la parrilla. ¿Por qué tirarlas?