Hace un par de
semanas vino mi hija muy contenta al salón y me pidió que la ayudara a hacer un
roscón de reyes. Reconozco que no tenía la menor idea de cómo hacerlo, pero
fuimos al libro gordo de la Thermomix y venía un paso a paso muy interesante y,
a priori, bastante fácil de hacer, así que nos pusimos manos a la obra. No
teníamos agua de azahar, pero no parecía nada importante, se podía cambiar por
un vasito de mistela. Teníamos cierta prisa por ver nuestro roscón, cosa que sí
resultó importante, y para colmo, cometimos algún error en la ejecución, como
poner la mezcla de azúcar y raspaduras en la masa madre. El resultado fue
bastante lamentable, porque para culminar la obra, salió un rosco deforme. Y si
a eso le sumamos la dureza de la masa y la falta de gusto…
Pero un cocinero
no se da nunca por vencido, así que a la semana siguiente volvimos a probar,
pero esta vez sí, con agua de azahar, respetando los tiempos, y mezclando los
ingredientes cuando se debía.
La cosa mejoró
ostensiblemente… El aspecto era mucho mejor, redondito, mucho más gordo, con la
masa esponjosa y sabía a roscón de reyes, aunque quizá me pasé un poquito con
el agua de azahar.
Ahora no tengo
aquí la Thermomix, pero sí la experiencia y las ganas de comerme un roscón de
reyes elaborado por mí, así que vamos a por él, pero totalmente artesanal.
125 gr de harina
de trigo (yo compro la de panadería)
25 gr de levadura
fresca de panadería
100 ml de leche
80 gr de azúcar
1 nuez hermosa de
mantequilla
2 huevos
La piel de media
naranja
La piel de medio
limón
30 gr de agua de
azahar (del súper, que el que venden en farmacias, aunque se puede tomar, no es
el más indicado)
1 pizca de sal
Y para decorar:
Almendras
laminadas, guindas, piel de naranja…
Lo primero que
tenemos que hacer es el azúcar para que vaya entremezclando los aromas y
sabores, y si lo hacemos unos o dos días antes, mejor. Para hacerlo ponemos en
el vaso batidor la piel de la media naranja, la del medio limón y el azúcar. Ponemos la batidora al máximo y dejamos que se
convierta en azúcar glas, con los aromas de las frutas. Esto lo reservamos.
Vamos a por la
masa madre: ponemos en un bol unos 25 gr de harina, 50 dl de leche, 10 gr de
levadura, una cucharadita de azúcar y lo amasamos hasta conseguir una bola
absolutamente pringosa. Con ayuda de un poquito de harina, nos frotamos las
manos y la bola de masa, y la ponemos en un bol con agua templada, que la
recubra bien, hasta que flote y doble su tamaño. Tendrá que pasar, más o menos
entre media hora y tres cuartos.
Ya estamos en
condiciones de elaborar nuestro roscón, que es tan fácil como mezclar el resto
de los ingredientes en un bol hermoso y amasarlo bien, es decir que pondremos:
el resto de la leche, el resto de la harina, la mantequilla a temperatura
ambiente, uno de los huevos, el agua de azahar, la sal, la mezcla de azúcar con
las peladuras de la naranja y el limón, y habremos dejado la levadura a
disolver en un poco de leche templada antes de añadirla también.
Al final, añadimos
nuestra masa madre, amasamos bien y dejamos levar en el bol cubierto con papel
film y a temperatura ambiente hasta que doble su tamaño. Habrán de pasar más o
menos unas tres horas.
Cuando veamos que
la cosa está en marcha, sacamos la masa y volvemos a amasarla sobre la encimera
con un poco de harina para que vuelva a bajar. Hacemos una bola y ya podemos
confeccionar nuestro roscón metiendo los dedos en el medio para hacer un
agujero y darle la forma que más nos guste: redonda u ovalada. Ahora es el
momento de meter la figurita, o lo que queramos, y el haba, de la que al final
hablaremos. La ponemos en una bandeja de horno cubierta con un papel de
hornear, la volvemos a tapar con papel film, o con un paño de cocina, y
volvemos a dejar que doble su tamaño, que nos llevará otro par de horas. Como
vemos, la paciencia vuelve a ser la clave de nuestra receta.
Una vez que
veamos que ha doblado el tamaño, ponemos el horno a 180 grados y dejamos que se
precaliente. Mientras tanto, pintamos nuestra obra con el otro huevo y lo
decoramos. En nuestro caso no teníamos más que almendras y azúcar, pero se
puede poner cualquier fruta escarchada. Si utilizamos azúcar, es importante que
esté remojada previamente con agua, para evitar que se caramelice.
Metemos el roscón
en el horno, lo dejamos unos 20 minutos y cuando veamos que está doradito y
rico, lo sacamos.
Hay un dicho
popular que habla del “tonto del haba”. Esto es debido a que al que le toca el
haba en el roscón, es quien lo paga. Ninguna tontería con el trabajo que lleva…
¿no?
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