viernes, 4 de enero de 2013

ROSCÓN DE REYES


Hace un par de semanas vino mi hija muy contenta al salón y me pidió que la ayudara a hacer un roscón de reyes. Reconozco que no tenía la menor idea de cómo hacerlo, pero fuimos al libro gordo de la Thermomix y venía un paso a paso muy interesante y, a priori, bastante fácil de hacer, así que nos pusimos manos a la obra. No teníamos agua de azahar, pero no parecía nada importante, se podía cambiar por un vasito de mistela. Teníamos cierta prisa por ver nuestro roscón, cosa que sí resultó importante, y para colmo, cometimos algún error en la ejecución, como poner la mezcla de azúcar y raspaduras en la masa madre. El resultado fue bastante lamentable, porque para culminar la obra, salió un rosco deforme. Y si a eso le sumamos la dureza de la masa y la falta de gusto…

Pero un cocinero no se da nunca por vencido, así que a la semana siguiente volvimos a probar, pero esta vez sí, con agua de azahar, respetando los tiempos, y mezclando los ingredientes cuando se debía.

La cosa mejoró ostensiblemente… El aspecto era mucho mejor, redondito, mucho más gordo, con la masa esponjosa y sabía a roscón de reyes, aunque quizá me pasé un poquito con el agua de azahar.

Ahora no tengo aquí la Thermomix, pero sí la experiencia y las ganas de comerme un roscón de reyes elaborado por mí, así que vamos a por él, pero totalmente artesanal.

125 gr de harina de trigo (yo compro la de panadería)
25 gr de levadura fresca de panadería
100 ml de leche
80 gr de azúcar
1 nuez hermosa de mantequilla
2 huevos
La piel de media naranja
La piel de medio limón
30 gr de agua de azahar (del súper, que el que venden en farmacias, aunque se puede tomar, no es el más indicado)
1 pizca de sal

Y para decorar:

Almendras laminadas, guindas, piel de naranja…

Lo primero que tenemos que hacer es el azúcar para que vaya entremezclando los aromas y sabores, y si lo hacemos unos o dos días antes, mejor. Para hacerlo ponemos en el vaso batidor la piel de la media naranja, la del medio limón y el azúcar.  Ponemos la batidora al máximo y dejamos que se convierta en azúcar glas, con los aromas de las frutas. Esto lo reservamos.

Vamos a por la masa madre: ponemos en un bol unos 25 gr de harina, 50 dl de leche, 10 gr de levadura, una cucharadita de azúcar y lo amasamos hasta conseguir una bola absolutamente pringosa. Con ayuda de un poquito de harina, nos frotamos las manos y la bola de masa, y la ponemos en un bol con agua templada, que la recubra bien, hasta que flote y doble su tamaño. Tendrá que pasar, más o menos entre media hora y tres cuartos.

Ya estamos en condiciones de elaborar nuestro roscón, que es tan fácil como mezclar el resto de los ingredientes en un bol hermoso y amasarlo bien, es decir que pondremos: el resto de la leche, el resto de la harina, la mantequilla a temperatura ambiente, uno de los huevos, el agua de azahar, la sal, la mezcla de azúcar con las peladuras de la naranja y el limón, y habremos dejado la levadura a disolver en un poco de leche templada antes de añadirla también.

Al final, añadimos nuestra masa madre, amasamos bien y dejamos levar en el bol cubierto con papel film y a temperatura ambiente hasta que doble su tamaño. Habrán de pasar más o menos unas tres horas.

Cuando veamos que la cosa está en marcha, sacamos la masa y volvemos a amasarla sobre la encimera con un poco de harina para que vuelva a bajar. Hacemos una bola y ya podemos confeccionar nuestro roscón metiendo los dedos en el medio para hacer un agujero y darle la forma que más nos guste: redonda u ovalada. Ahora es el momento de meter la figurita, o lo que queramos, y el haba, de la que al final hablaremos. La ponemos en una bandeja de horno cubierta con un papel de hornear, la volvemos a tapar con papel film, o con un paño de cocina, y volvemos a dejar que doble su tamaño, que nos llevará otro par de horas. Como vemos, la paciencia vuelve a ser la clave de nuestra receta.

Una vez que veamos que ha doblado el tamaño, ponemos el horno a 180 grados y dejamos que se precaliente. Mientras tanto, pintamos nuestra obra con el otro huevo y lo decoramos. En nuestro caso no teníamos más que almendras y azúcar, pero se puede poner cualquier fruta escarchada. Si utilizamos azúcar, es importante que esté remojada previamente con agua, para evitar que se caramelice.

Metemos el roscón en el horno, lo dejamos unos 20 minutos y cuando veamos que está doradito y rico, lo sacamos.

Hay un dicho popular que habla del “tonto del haba”. Esto es debido a que al que le toca el haba en el roscón, es quien lo paga. Ninguna tontería con el trabajo que lleva… ¿no?




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