Ahora que ya casi
se han terminado las fiestas, y con el oneroso mes de enero por delante, cuesta
incluida, parece un buen momento para plantearse un menú que resulte barato,
nutritivo y desestresante.
Hace un par de
años, leí en una página WEB que los huesos de pollo no solamente no son
peligrosos para los perros sino que, por el contrario, si son crudos, les ayudan a mantener
las defensas y les confiere mayor brillo al pelo, en especial hablaban de las
carcasas. Yo pensé que eso se tiraba, pero un día vi una cajita en un
supermercado en la que había lo menos cinco o seis al módico precio de 80 cts. Así
que me animé a comprarlas para mi perrita.
Al llegar a casa,
las abrí y le di una con más miedo que otra cosa, por si lo leído en Internet
era alguna barbaridad más de esas que aparecen en la Red, pero Duna se la comió
con una cara de placer que asustaba, así que le di una más.
Me pareció que la
ración de dos carcasas era suficiente, de manera que el resto las puse a cocer en
agua con una cebolla y un puerro, que creo que realmente es para lo que las
venden. Media hora más tarde, tenía una cazuela de caldo de pollo exquisito.
Al sacar las
carcasas, vi que estaban recubiertas de pequeños trozos de carne melosa y
comencé a despegarlos del hueso y a ponerlas en un plato. Cuando acabé la
tarea, resultó que había, efectivamente, un plato de carne de pollo, pero un
plato a rebosar.
Con una cazuela
hermosa de caldo de pollo y toda esa carne, se me ocurrió un menú
entretenidito, lo cual favorece la paciencia y elimina el estrés y que además
resultaba la mar de económico. Pero lo mejor no es eso, sino que las recetas
eran algo de lo más tradicional y delicioso.
Puse el caldo a
cocer con una pizca de sal y unos fideos, con lo cual arreglé el primer plato.
Más adelante, se me ocurrió que lo mismo que salía esta sopa ligera de fideos,
podíamos enriquecerla con media cebollita picada, una pizca de tomate rallado y
pimentón, haciendo un sofrito previo a la inclusión del caldo y los fideos. Y
puestos a innovar, si lo que ponemos es arroz, un poco de carne de la que hemos
sacado y lo dejamos secar, lo que estamos haciendo es un arrocito de pollo que
está exquisito.
Con el resto del
caldo, la cebolla cocida y un poco de harina de trigo, hice una besamel (en
realidad era una velouté). Le añadí la carne extraída de los huesos y… ¡Oh
milagro! Me salió una pasta de croquetas de pollo magnífica.
Un par de horas
más tarde, hice las croquetas y salieron 25, suficientes para cuatro personas,
y teniendo en cuenta que Duna se comió dos carcasas, quiere decir que salen
cerca de treinta… o sea para unas seis personas.
Menú delicioso,
ligero, barato y… cómo no, antiestresante a tope.
Si buscamos una buena presentación es una comida ideal para los niños
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