Así, a bote
pronto, parece que vayamos a hablar de una receta muy cara y poco atractiva,
pero ni lo uno, ni lo otro. Es una pena que para elaborar esta salsa vayamos a
utilizar tan poca cantidad de azafrán, porque tiene un montón de propiedades
benéficas para nuestro organismo. Entre otras cosas, contiene magnesio, enormes
cantidades de vitamina B6, lo que resulta importante por ser uno de los
remedios naturales más activos contra la depresión, también aporta gran
cantidad de vitamina C, y potasio.
El azafrán
(crocus sativus) es una pequeña rosa de color azulado que contiene en su
interior solamente tres estigmas, que es con lo que se elabora la especia. Si
tenemos en cuenta que para obtener un kilo necesitamos alrededor de 250.000 flores,
que hay que recolectarlas a mano y que requieren más mimos que un recién
nacido, podemos llegar a justificar su elevado precio aunque, por fortuna, es
precisa una mínima cantidad para la elaboración de recetas.
La salsa que
proponemos sirve para acompañar tanto carnes como pescados, pero se nos antoja
que es más delicada para los segundos, por ejemplo, un rape en salsa de azafrán
es uno de los bocados más deliciosos de la gastronomía. En nuestro caso hemos
preparado unas gambas y tampoco son moco de pavo.
½ cebolla
1 brik pequeño de
nata
8 estigmas de
azafrán tostado.
Sal
Aceite de oliva
virgen extra
En primer lugar
picamos la cebolla y la ponemos en una sartén con aceite y un pellizco de sal
para que se vaya haciendo a fuego lentito. Una vez que esté transparente,
añadimos la nata y dejamos que cueza durante un par de minutos. Pasamos esta
salsa al vaso batidor y batimos bien hasta que desaparezca la textura de la
cebolla.
Volvemos a
ponerla en la sartén y le añadimos el azafrán que habremos triturado
previamente con los dedos para que se rompa, pero no quede excesivamente
menudo. Removemos bien mientras reduce la nata para que vaya soltando su
precioso color amarillo.
Ahora sería el
momento de añadir las gambas crudas peladas, y dejamos que se hagan durante un
par de minutos.
Podemos apreciar los trozos de azafrán y el precioso color (lástima que no llegue el aroma)
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