El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
reúne anualmente a todos los colegiados que lo deseen para celebrar lo que se
ha venido en llamar “La Noche de la Psicología”. Para tal evento, siempre elige
un lugar iconográfico y en los últimos años, este ha sido el Casino de Madrid.
La cosa comienza con un cóctel servido en el
patio central en el que los colegas nos saludamos y tomamos una copa para
posteriormente subir al Salón Real y en él continuar con la celebración, que no
es otra cosa que una magnífica cena servida por Paco Roncero, en la que siempre
introduce alguno de esos platos misteriosos de origen “bullinesco”. La cosa
termina con la entrega de premios y los discursos de los ganadores.
Hace algunos años, nos pusieron como postre
una copa en la que había diversos productos dispuestos en estratos y el
camarero que lo servía enseñaba a todos los comensales cómo debía consumirse:
“meter la cuchara hasta el fondo y sacar un poco de cada estrato”.
Hace unos días, en un programa de
televisión, hicieron un postre parecido al que el chef denominó “tiramisú de
mango”, pero un tiramisú sin mascarpone, no es un tiramisú, así que lo primero
que hemos hecho ha sido cambiar el nombre y lo segundo omitir alguno de los
ingredientes incorporando otros.
1 mango maduro
60 gr de azúcar
1 cucharadita de
maicena
Pan duro
Café (puede valer
café soluble)
Nata
Cacao en polvo
Pimienta
Pelar un mango no
es tarea fácil y es lo primero que haremos. Hay que apoyar la fruta por su
parte estrecha sobre la tabla y cortarlo a ras del hueso. Le hacemos unas
estrías con el cuchillo sin llegar a atravesar la piel, primero longitudinales
y luego transversales y, al apretar la piel, nos salen cuadraditos de pulpa.
Ponemos los
cubitos de pulpa en un cazo con un chorrito de agua y la mitad del azúcar y lo
ponemos a fuego lento para que vaya ablandándose e incorporándose el azúcar.
Cuando veamos que se maneja bien, desleímos la cucharadita de maicena en una
taza con agua, se lo incorporamos y damos unas vueltas hasta que quede
espesito. Retiramos del fuego, dejamos que se atempere y lo batimos hasta que
quede una pasta. Lo reservamos en la nevera.
Montamos la nata
con el resto del azúcar y la dejamos también en la nevera hasta que se enfríe
bien.
Por último
hacemos cubitos con el pan duro y lo reservamos también
Para montar el
plato usaremos unas copas de cóctel y pondremos al fondo la crema de mango,
sobre ella una capa de cubitos de pan que cierre todo el espacio y la pintamos
con una brocha untada en café hasta que empape bien. Esto requiere algo de
paciencia, pero vale la pena hacerlo bien.
El siguiente paso
es poner la nata montada y aquí cada cual lo haga como quiera: bien en
montoncitos, bien recorriendo todo el fondo o, si se prefiere, poniendo la
manga en el centro de la copa y apretar despacio para que se cubra por completo
y quede un ribete.
Para terminar
espolvoreamos el cacao con ayuda de un colador y le añadimos un poquito de
pimienta negra molida.
Y recuérdese que
para comerlo hay que meter la cuchara hasta el fondo y sacar un poco de cada
estrato.
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