domingo, 16 de diciembre de 2012

POSTRE DE MANGO Y CAFÉ


El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid reúne anualmente a todos los colegiados que lo deseen para celebrar lo que se ha venido en llamar “La Noche de la Psicología”. Para tal evento, siempre elige un lugar iconográfico y en los últimos años, este ha sido el Casino de Madrid.

La cosa comienza con un cóctel servido en el patio central en el que los colegas nos saludamos y tomamos una copa para posteriormente subir al Salón Real y en él continuar con la celebración, que no es otra cosa que una magnífica cena servida por Paco Roncero, en la que siempre introduce alguno de esos platos misteriosos de origen “bullinesco”. La cosa termina con la entrega de premios y los discursos de los ganadores.

Hace algunos años, nos pusieron como postre una copa en la que había diversos productos dispuestos en estratos y el camarero que lo servía enseñaba a todos los comensales cómo debía consumirse: “meter la cuchara hasta el fondo y sacar un poco de cada estrato”.

Hace unos días, en un programa de televisión, hicieron un postre parecido al que el chef denominó “tiramisú de mango”, pero un tiramisú sin mascarpone, no es un tiramisú, así que lo primero que hemos hecho ha sido cambiar el nombre y lo segundo omitir alguno de los ingredientes incorporando otros.

1 mango maduro
60 gr de azúcar
1 cucharadita de maicena
Pan duro
Café (puede valer café soluble)
Nata
Cacao en polvo
Pimienta

Pelar un mango no es tarea fácil y es lo primero que haremos. Hay que apoyar la fruta por su parte estrecha sobre la tabla y cortarlo a ras del hueso. Le hacemos unas estrías con el cuchillo sin llegar a atravesar la piel, primero longitudinales y luego transversales y, al apretar la piel, nos salen cuadraditos de pulpa.

Ponemos los cubitos de pulpa en un cazo con un chorrito de agua y la mitad del azúcar y lo ponemos a fuego lento para que vaya ablandándose e incorporándose el azúcar. Cuando veamos que se maneja bien, desleímos la cucharadita de maicena en una taza con agua, se lo incorporamos y damos unas vueltas hasta que quede espesito. Retiramos del fuego, dejamos que se atempere y lo batimos hasta que quede una pasta. Lo reservamos en la nevera.

Montamos la nata con el resto del azúcar y la dejamos también en la nevera hasta que se enfríe bien.

Por último hacemos cubitos con el pan duro y lo reservamos también

Para montar el plato usaremos unas copas de cóctel y pondremos al fondo la crema de mango, sobre ella una capa de cubitos de pan que cierre todo el espacio y la pintamos con una brocha untada en café hasta que empape bien. Esto requiere algo de paciencia, pero vale la pena hacerlo bien.

El siguiente paso es poner la nata montada y aquí cada cual lo haga como quiera: bien en montoncitos, bien recorriendo todo el fondo o, si se prefiere, poniendo la manga en el centro de la copa y apretar despacio para que se cubra por completo y quede un ribete.

Para terminar espolvoreamos el cacao con ayuda de un colador y le añadimos un poquito de pimienta negra molida.





Y recuérdese que para comerlo hay que meter la cuchara hasta el fondo y sacar un poco de cada estrato.

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