Como cualquier lector
asiduo de mi blog sabe, yo soy amante del gintonic. Sin embargo, he de
reconocer que la carne cocinada con Coca Cola queda magnífica y hoy me he
decidido a compartir una receta tan suculenta como sencilla de elaborar.
El flameado es una
técnica elemental para que los licores utilizados en la cocina pierdan el
alcohol de manera casi instantánea, pero no exenta de riesgos, como tuve
ocasión de comprobar ayer y que más adelante relataré.
1 solomillo de cerdo
ibérico
1 bote de Coca Cola
1 vaso de ron
3 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta.
En primer lugar pondremos
aceite en una olla y cuando esté bien caliente introducimos en primer lugar los
ajos en camisa, es decir, machacados y con la piel, pasados unos segundos,
añadimos el solomillo que previamente habremos salpimentado. Se trata de sellar
la carne, por lo que es importante no hacerla demasiado, pero sí esperar a que
vaya tomando el color tostado por todas las partes.
A continuación, retiramos
del fuego y ponemos el vaso de ron. Este paso no lo di ayer y fue el causante
de mi pequeño accidente, porque si se hace como se debe, el ron se flamea
cuando uno quiere, pero si se echa el vaso de ron con el aceite ardiendo, se
produce una explosión y lo que debería de ser un flameado, se convierte en un
incendio incontrolado. Así fue como ayer perdí los pelos de la frente, las
cejas, las pestañas y una pequeña porción del bigote. Pero, en fin, conseguí
que el guiso perdiera el alcohol.
Una vez retornada la olla
en el fuego, ahora mucho más bajo, procederemos a incorporar la Coca Cola y
dejaremos que cueza a fuego medio hasta que vaya reduciendo. Pasados unos
quince minutos, retiramos la carne, y dejamos que el cuba libre vaya reduciendo
hasta convertirse en una salsa espesa que utilizaremos para lacar el solomillo.
A mí me gusta acompañar estas carnes con patatas asadas.
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