Aunque estas palabrejas
suenen algo así como “misanplás”, lo correcto es escribirlo como corresponde en
francés: “mise en place”. El significado no es otro que “todo en su sitio” y
cuando hablamos de todo, es todo. Empezando por los utensilios, tales como
cuchillos, cucharas, tenedores, espátula, ollas, sartenes, tabla de cortar…
seguiremos con los ingredientes, como zanahorias, cebolla, aceite, sal, ajos,
especias… y, por último, terminaremos con lo más esencial como es el pesado de
los ingredientes, el picado, etc.
De poco nos va a servir,
sin embargo, una buena mise en place si no tenemos claro lo que pretendemos
elaborar, porque cada receta nos va a exigir unos elementos diferentes. Por
ejemplo, no sería lo mismo elaborar una paella, que un arroz de mariscos. Esto
requiere una buena organización mental, y aquí es donde entra en juego el
aspecto psicológico de nuestra entrada. Deberíamos estar siempre un paso delante
de lo que estamos haciendo entre otras cosas para ahorrar tiempo. Si voy
calentando el agua para blanquear las verduras mientras las pelo y las pico, me
voy a ahorrar el tiempo de no hacer las dos cosas a la vez. Si invertimos un
poco de tiempo en esa organización mental, vamos a ahorrar mucho más.
Yo les suelo poner a mis
alumnos de Bachillerato un ejemplo muy claro para que sean capaces de entender
la importancia del tiempo. Les enseño una moneda de un euro y les digo que
vamos a gastarlo en algo, por ejemplo, en una bolsa de chuches. Yo pago con ese
euro y el tendero lo guarda en la caja. Cuando viene el que le surte de chuches
le paga con mi euro y con otros cuantos más. El surtidor pone gasolina y la
paga con mi euro, los otros cuantos que le ha dado el vendedor y puede que
algunos más. Ahora mi euro está en la gasolinera. Si seguimos la cadena, nos
daremos cuenta de que, por muchas vueltas que dé, la moneda siempre estará físicamente
en algún lugar, y puede que, con suerte, acabe de nuevo en nuestro bolsillo. Ahora
les cambio la moneda de euro por un minuto de tiempo. Lo puedo gastar en muchas
actividades, pero ese minuto que he gastado, ya no va a volver jamás.
¿A cuenta de qué les
cuento este rollo? Se preguntará el lector avispado. Pues a que cuando vayan a
planificar el tiempo de estudio deben preparar con antelación lo que van a
estudiar y hacer una buena organización mental, así como una especie de mise en
place con los utensilios que van a necesitar para perder el menor tiempo
posible.
Ahora invierto los términos
y les invito a que se conviertan en chefs el próximo fin de semana. Les digo
que tienen que elaborar un foie trufado casero, por ejemplo, que es muy
sencillo de hacer, pero que a ellos les suena a chino. Les explico lo que van a
necesitar y cómo elaborarlo o, en otras palabras, les doy la receta detallada y
prácticamente los escandallos. Les invito a que me hagan caso y preparen una
buena mise en place y les cito el lunes siguiente para que me cuenten el
resultado.
Algunos alumnos han
tomado nota de la receta, lo cual les va a facilitar enormemente la labor.
Otros, en cambio, prefieren fiarse de su memoria.
El lunes cobro los
resultados y siempre hay un buen número de alumnos que quedan asombrados
porque, siendo la primera vez que entran en la cocina para hacer una receta
desde cero, sus padres y hermanos les han felicitado por lo rico que estaba.
Pero no siempre es así. ¿Habéis hecho la mise en place? Les pregunto, y los que
no la han hecho suelen quejarse de la dificultad, del tiempo que han tenido que
dedicar, y lo que es peor, de que han olvidado algún ingrediente, con lo cual,
lo que pretendía ser una elaboración, se convierte en otra.
Vamos a hacer unos caracoles con hierbabuena.
Así pues, ya vemos la
importancia de esa organización mental y del mise en place tanto en la cocina
como en el estudio.
Nos vamos de campo y necesitamos tener todo preparado para la paella.
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