La carrillada es la parte inferior de la cabeza del animal. Hay quien
lo denomina carrillera, pero he consultado el diccionario de la RAE y ratifica
que lo correcto es carrillada.
Se trata de una pieza muy melosa, pero hay que cocinarla bien para que
no quede dura por eso suelen aconsejar hacerla en la olla rápida. Sin embargo,
el resultado final es bastante mejor si la dejamos a fuego muy lento durante
una hora y media o dos horas.
La receta que traigo hoy está elaborada con lo poco que había en casa
porque si la hacemos estofada con zanahorias y guisantes sale buenísima, pero
no había por casa ningún bote de guisantes y zanahorias, ni de setas, ni de
nada. Sólo cebollas y una lata de pimiento morrón, lo cual me pareció que era
suficiente.
1 carrillada por persona (2 si son pequeñas)
1 cebolla
1 pimiento rojo
1 vasito de vino blanco
2 cucharadas de tomate tamizado
AOVE
Pimentón de La Vera dulce y picante
Sal
Lo primero que haremos será quitar con ayuda de una puntilla la
telilla que la recubre y la grasa. A continuación, la enharinamos y la marcamos
bien a fuego fuerte para que quede bien sellada y la reservamos.
Hacemos un sofrito con la cebolla picada en juliana y el pimiento,
cuando esté bien blandito, añadimos el pimentón, removemos y echamos el tomate
removiendo bien para evitar que se queme el pimentón y por último añadimos el vino
blanco. Una vez que tengamos el sofrito bien hecho, lo trituramos y lo
devolvemos a la cazuela. Ponemos las carrilladas, removemos y cubrimos con agua.
Como antes decía, lo ideal es dejar que cueza a fuego muy suave durante
al menos una hora y media controlando que no se consuma la salsa.
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