Hay algunos días que nos sobra el
tiempo y lo podemos dedicar a cocinar con paciencia, y otros, en los que
estamos realmente ocupados. Si queremos comer bien y no estresarnos en el
intento, lo ideal es que combinemos esos días de ocio, con los de trabajo.
El otro día pasé la tarde pelando
y picando ajos y perejil para hacer una buena cantidad de salsa mery, la puse
en un táper y la guardé en la nevera, donde puede permanecer durante unas
cuantas semanas sin mostrar el más mínimo deterioro y siempre está dispuesta
para ser utilizada, ya sea para elaborar unas chuletitas de cordero o cualquier
otro tipo de carne, así como cualquier pescado.
Otro tanto le pasa a la salsa de
tomate, que, si la elaboras una de esas tardes de ocio, la puedes utilizar
cuando más falta te haga. Ayer dediqué la tarde a pelar y picar cebolla, asar
unos pimientos morrones y cocinar un buen bote de salsa de esmerada calidad,
que hoy, por ejemplo, he utilizado para hacerme unos macarrones con chorizo y,
naturalmente, salsita de tomate.
Mañana es domingo, y los domingos
suelo preparar algún arroz. El de mañana iba a ser un arroz a la cubana, pero
he comprado unos “sepionets”, o sea, unas sepias baby y, por el antojo del fin
de semana, unas huevas de sepia. Como quiera que en el congelador siempre tengo
tinta de calamar he pensado echar mano de los recursos disponibles, y mañana va
a caer un arroz negro de sepionet y huevas.
Esta tarde, que no tengo gran
cosa que hacer y, de hecho, por eso estoy escribiendo esta entrada, he dedicado
un ratito a cortar y freír los sepionets y a pasar las huevas por la plancha,
todo ello aderezado con la salsa mery que me estaba esperando ansiosa en la
nevera y, por otra parte, he mezclado dos bolsitas de tinta de calamar con la
salsa de tomate, con lo que ya tengo una suerte de sepia en su tinta.
La labor de mañana es tan
sencilla como cocer el arroz en un fumé, que también tengo en el congelador, y
añadirlo al sofrito. En unos dieciocho a veinte minutos, tendré mi arrocito
negro preparado.
Reconozco que la receta está un poco trampeada, pero el resultado es delicioso y no tenemos que pasar toda la mañana frente a los fogones.