Esta es una
ensalada versátil donde las haya. Se puede hacer en frío para la temporada
estival o en caliente para cuando llegan los fríos. Hoy hace un día bastante
cálido aquí, en la playa, así que como no tengo ganas de trabajar demasiado, la
voy a hacer en frío.
Ya hemos dicho
que el bacalao es entre los pescados, como el conejo y el potrito entre las
carnes, es decir, el rey de los pescados sanos. Por su gran contenido en ácidos
grasos como el Omega-3, que potencia la memoria y es perfecto para la función
cardíaca. En vitamina A y D… Si a esto le añadimos unos ajitos picados y un
tomatito rallado, nos encontramos con una comida completa, ligera, sana y, por
supuesto relajante, entre otras cosas porque su elaboración es extremadamente
sencilla y rápida.
60 gr de bacalao
desmigado
1 huevo
1 tomate
2 dientes de ajo
½ cebolla
Aceite de oliva
virgen extra
En primer lugar,
ponemos el bacalao desmigado en un colador y dejamos que le corra el agua del
grifo durante un par de minutos para eliminar el exceso de sal. Picamos la
cebolla y los dientes de ajo en brunoise y rallamos el tomate.
Mezclamos todos
los ingredientes en un bol y le añadimos un chorro generoso de aceite de oliva
virgen extra. En nuestro caso hemos utilizado un aceite de guindillas, ajos y
pimienta negra, que había en la despensa, pero vale sin nada de eso y dejamos
que macere durante un par de horas en el frigorífico.
En cuanto al
huevo, depende de si la vamos a hacer fría o caliente. Como nosotros la vamos a
hacer en frío, ponemos el huevo a cocer durante unos cinco minutos para que
quede cocido pero con la yema cremosa. Si la hiciéramos en caliente, lo suyo
sería freír el huevo y añadirlo al final.
Pasadas un par de
horas, sacamos la ensalada de la nevera y servimos junto con el huevo cortado
en cuatro piezas.
Si quisiéramos
hacerla caliente, pondríamos la ensalada en una sartén y la dejaríamos al
fuego, removiendo de vez en cuando hasta que el tomate estuviera hecho. No
olvidemos que es una ensalada, y conviene que los trozos de cebolla y ajo se
noten en el paladar. Al servir, en lugar de utilizar huevo cocido, pondríamos
un huevo frito.
En ambos casos,
un buen trocito de pan va a acompañar francamente bien, tanto en frío como en
caliente, pero sobre todo, en este segundo caso.
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