Ya sé que a estas alturas del verano, el all
i pebre resulta un poco fuertecito, pero como soy de estómago caprichoso, a
veces se me antojan recetas, aunque estén algo fuera de temporada, como es el caso
que nos ocupa. Pero la cuestión es que ayer, cuando vi cómo trajinaban las
anguilas de un lado para otro de su acuario, se me antojó una. Por otra parte,
también se dio cita otra circunstancia que me ayudó a tomar la decisión: se me
rompió la nevera y tenía aún casi un kilo de gambones congelados que pronto
alcanzaron su estado natural. Así que, o hacía algo con ellos, o a la basura, y
no están los tiempos como para tirar alimentos como este.
Voy a dar la receta que hice para mí solo,
pero es fácil deducir que si somos cuatro, lo único que hay que hacer es
aumentar algunos ingredientes.
1 anguila
½ docena de
gambones
2 patatitas de
guarnición
1 tomate
1 cebollita dulce
mediana
3 dientes de ajo
½ docena de
almendras crudas
1 rebanada de pan
duro
Pimientón de La
Vera picante y dulce
8 bolitas de
pimienta
Unas hebras de
azafrán
Aceite de oliva
virgen extra
Sal
Como quiera que
la anguila es un bichito bastante juguetón y resbaladizo, le pedí a la
pescadera que me la troceara in situ, lo cual me favorecería su manipulación.
Lo primero es ir
friendo los ingredientes principales, para lo cual, ponemos un chorrito de
aceite en una cazuela de barro, esperamos a que se caliente y añadimos las
patatas peladas y cortadas en rodajas más bien gruesitas. Una vez que estén
doraditas, las sacamos y ponemos en su lugar la cebolla muy bien picadita con un
pellizco de sal. Cuando esté caída, la retiramos del fuego, le añadimos el
pimentón y removemos. Lo devolvemos al fuego y echamos el tomate pelado y
troceado en cubitos (brunoise).
Cuando veamos que
el tomate ha adquirido ese tono anaranjado que invita a mojar pan en él, incorporamos
las patatas y cubrimos de agua. En mi caso lo que añadí fue un caldo de
verduras, pero lo que mejor le va es un fumé de pescaditos de roca.
Ahora dejamos que
se vayan entremezclando los gustos y aromas bajando el fuego y nos vamos a
lavar la anguila, a perfeccionar el troceado que nos ha hecho con cierta
prisilla la pescadera y, en mi caso, pelar las gambas.
Añadimos esta
maravilla al guiso y dejamos que siga cocinándose a fuego lentito, que
chopchopee y nosotros vamos a preparar el majado.
Ponemos en el
majadero el ajo, la pimienta (o sea el all y la pebre), las almendras, el
trocito de pan duro, el azafrán y otro pellizquito de sal y majamos hasta
conseguir una pomada suave que incorporaremos a la cazuela removiendo bien.
Cuando veamos que
ha reducido un poco, vamos a por un buen trozo de pan y a comer calentito antes
de que se enfríe.
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