Hoy vamos a elaborar
una de esas recetas que requieren su paciencia y, como es bien sabido, además
de ser una gran virtud, resulta muy positiva psicológicamente hablando. Para
llegar al suculento final, hay que dar una serie de pasos, todos ellos
importantes.
1 codillo
1/2 bote de tomate
tamizado
2 cebollas
3 patatas grandes
Fideos
1 hoja de laurel
Unas hojas de albahaca
Unas hojas de albahaca
5 bolitas de pimienta
negra
Una nuez de mantequilla
Nuez moscada recién
rallada
Queso rallado
Aceite de oliva virgen
extra
Sal
Lo primero que haremos
será poner agua en la olla exprés y metemos el codillo, una de las dos
cebollas, el laurel y las bolitas de pimienta. Cerramos y una vez que empiece a
cocer, la dejamos una hora a fuego medio-bajo.
En una cazuela ponemos
agua y echamos las patatas peladas y cortadas para que se hagan antes, y las
ponemos a cocer. Una vez que estén blanditas, las ponemos en el vaso batidor
junto con la mantequilla y la cebolla que hemos utilizado en la cocción del
codillo. Añadimos nuez moscada al gusto, añadimos un vasito del caldo de la
cocción y batimos hasta obtener un puré de patata suave.
En un cazo ponemos un
chorrito de aceite y cuando esté caliente echamos la otra cebolla picada en
cubitos pequeños (brunoise) con una pizca de sal. Cuando veamos que está
transparente y suave, añadimos el tomate y removemos hasta que quede bien
frito. Añadimos las hojas de albahaca picaditas y reservamos.
Deshuesamos el codillo
y lo partimos en trozos pequeños (como de un bocado cada uno), lo echamos en
una fuente de horno y lo mezclamos bien con el tomate. Cubrimos con el puré de
patata y ponemos encima el queso rallado, que puede ser al gusto, pero conviene
que funda para conseguir un aspecto más apetecible después de pasarlo por el
grill.
En este punto, podemos
dejar el plato el tiempo que consideremos necesario antes de meterlo en el
horno.
Precalentamos el horno
a 200 grados en la posición de aire y grill y cuando esté caliente,
introducimos la fuente con el codillo durante unos 10 a 15 minutos hasta que
veamos que haya tomado color.
En otro cazo ponemos el
caldo de cocer el codillo y cuando comience a hervir echamos los fideos hasta
conseguir una rica sopa.
Servimos primero la
sopa y después el codillo.
Como vemos, no hemos
usado apenas sal, porque el codillo ya viene salado y aporta la cantidad
suficiente como para no abusar de la misma.
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