sábado, 3 de octubre de 2015

PROVOLONE SOBRE LECHO DE PATATAS PANADERA

Cuando probé por primera vez el queso provolone me extrañó la forma de servirlo y a la vez, me entusiasmó. Venía emplatado con una rodaja de tomate encima y unas ramitas de orégano,  y el queso, como no podía haber sido de otro modo, estaba calentito y fundido.

Por aquel entonces, yo ya era mozo y desde que era pequeño, cuando mi madre contrató a Amelia como cocinera, amante de la cocina italiana.

Amelia venía de servir en un domicilio en el que los dueños eran italianos, y no hacía los típicos macarrones con tomate y chorizo horneados, que también me fascinan. Ella hacía pizza, algo que jamás se había visto por estos lares. También cocinaba los espaguetis con pesto y cosas similares. Hablo de la década de los 60, y hay que tener en cuenta que la primera vez que se comenzó a hablar de la pizza en España de una forma generalizada fue en 1985, cuando Telepizza abrió su primera tienda en el Barrio del Pilar de Madrid. Está claro que en los restaurantes italianos, que ya había unos cuantos repartidos por nuestra geografía, también las hacían, pero seguía siendo una receta bastante desconocida para el pueblo llano.

Mi interés por el arte culinario italiano me ha llevado a probar un sinfín de platos y a elaborarlos y recrearlos en mi cocina. Por eso, no es de extrañar que cuando elaboro alguno, se me venga a la memoria mi niñez y asociada a ella el nombre de nuestra excelsa cocinera, quien por cierto era bastante gruñona.

1 loncha mediana de queso provolone
1 patata
1 cebolla
2- 3 cucharadas de tomate tamizado
Orégano
Aceite de oliva virgen extra
Sal

En una sartén podremos una buena cantidad de aceite para pochar la cebolla, que habremos cortado en juliana fina a fuego muy lento con una pizca de sal y con la sartén tapada. Cuando veamos que va cayendo, añadimos la patata cortada en rodajas finas y dejamos que se vaya cociendo. Cuando esté blandita, la troceamos con la cuchara de madera, escurrimos bien el aceite con ayuda de un colador y reservamos.

En una sartén pequeña ponemos el queso sin aceite y dejamos que se dore. Le damos la vuelta y doramos la otra cara.

En la misma sartén, sacamos el queso y repartimos bien las patatas y la cebolla, ponemos de nuevo la loncha de queso, la cubrimos con el tomate y le añadimos el orégano.




Precalentamos el horno, solamente el grill y metemos la sartén hasta que veamos que el tomate ya está hecho.

El queso se mezcla con las patatas y resulta suculento.

Ni que decir tiene que un buen pedazo de pan recién hormeado nos va a venir que ni pintado (podemos aprovechar que hemos puesto el horno para mejorarlo) y si además nos servimos una copita de buen vino tinto, mejor. 

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