El pasado sábado hice una paellita de la que dimos
buena cuenta Duna y yo. Sobró más de medio conejo y fue a parar al congelador. Ayer
revisé los congelados y hay que ir dándoles salida, porque el domingo nos
volvemos a Madrid y la nevera ha de quedar vacía, así que saqué el conejo Y pensé
cómo podría hacerlo. La respuesta me la dio la propia nevera y, por aquello de
la cocina de aprovechamiento, fui sacando algunos productos.
½ conejo de corral
1 cebolla
2 cucharadas de tomate
1 ramito de romero
1 guindilla
1 vasito de vino tinto
1 cucharada de harina
Pimentón de La Vera picante y dulce
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Un puñado de patatas chips para acompañar
En primer lugar, enhariné los trozos de carne
extrayendo todo el sobrante y los sellé en un perol con una pizca de aceite.
Los retiré y reservé.
Pelé y piqué la cebolla bien fina y la freí con un
poco más de aceite y una pizca de sal, y a fuego lentito para que se pochara
bien. Cuando estaba blandita añadí una cucharadita de pimentón de la vera y una
vez cocinado añadí las dos cucharadas de tomate, la guindilla y la ramita de
romero.
Una vez que el tomate quedó frito y reducido, añadí el
vasito de vino y subí el fuego un poco para que eliminar el alcohol. Puse los
trozos de carne y un vaso de agua para cubrir el conejo y volví a bajar el
fuego al mínimo. 40 minutos después ya estaba hecho.
El resultado fue este plato tan delicioso
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