si la receta expuesta en
la entrada anterior era contundente, esta lo es más aún, pero no deja de ser
celestial. En realidad, no se trata exactamente de unas manitas de cerdo a la
vizcaína, porque llevan unos toques de mi cosecha, pero lo cierto es que son
bastante parecidas a la sublime receta de salsa vizcaína y el resultado final
es también bastante similar.
Como de cara al verano, a
nadie le apetece cocinar guisos demasiado elaborados, ni pasar horas en la
cocina donde, por cierto, ahora se pasa demasiado calor, lo que proponemos es
la sublimación del sabor por medio de una receta muy sencilla de elaborar y que
apenas lleva trabajo, que es de lo que se trata. Ahora, eso sí volvemos al tema
de la paciencia.
3 patas de cerdo partidas
por la mitad.
2 cebollas
6 pimientos choriceros
1 trocito de chorizo
picante
1 hoja de laurel
3 dientes de ajo
½ vaso de vino tinto (o
blanco seco, al gusto)
Aceite de oliva virgen
extra
1 cayena (opcional)
Sal
Pimienta (también
opcional)
Lo primero que haremos
será examinar bien las patas de cerdo y limpiarlas de pelos, si los hubiere,
con el soplete. Las ponemos a escaldar en agua hirviendo durante unos cinco
minutos y después, cambiamos el agua, las metemos en la olla exprés y las dejamos
cocer con la hoja de laurel durante unos 45 minutos, hasta que estén muy
blanditas y la carne se separe del hueso sin oponer resistencia. Deshuesamos y
reservamos.
Cortamos la cebolla en
juliana y el ajo en rodajas, sin afanarnos demasiado, porque vamos a colar el
resultado final. Lo ponemos en una sartén con un par de cucharadas de aceite de
oliva virgen extra y dejamos que se poche a fuego muy lento.
Hacemos unas rodajas
finas con el chorizo y las cortamos en trocitos finos. Esto nos va a aportar el
picante y el color del pimentón, pero además su sabor. Lo añadimos al sofrito.
Sacamos la carne de los
pimientos, una vez que los hemos dejado a mojo durante un par de horas y se lo
añadimos a lo anterior.
Añadimos el medio vaso de
vino y lo dejamos unos minutos hasta que se evapore el alcohol.
Ponemos este sofrito en
el vaso batidor y batimos añadiendo un par de cazos del caldo de cocción de las
patas hasta que quede un puré espesito. Lo devolvemos a la olla y dejamos que
cueza unos minutos removiendo sin parar para que se entremezclen bien los
sabores.
En casa son poco amantes
del picante y lo cierto es que con el trocito de chorizo alcanza un grado de
picor muy suave, pero a mí, me gusta que estas cosas piquen, así que en este
punto les añado un poco de pimienta recién molida y una cayena desmenuzada.
Podemos acompañar de unas
patatas fritas y, por supuesto, bien de pan recién horneado.
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