Las
hamburguesas se pueden elaborar de muchas maneras y lo cierto es que, una misma
persona puede cambiar la receta en función de la prisa o del apetito que tenga.
De hecho, no hay nada más simple que freír, o mejor aún, asar un trozo de carne
picada aplastada y redonda, pero hay muchos factores que hacen que el resultado
final varíe para mejor o para peor. Si damos una vuelta por Internet veremos
cientos de recetas de la hamburguesa perfecta. “¡Ahí es ná!”, que diría un
castizo.
Hay
días que apetece una hamburguesa ligera, sin más ingredientes que la carne
picada, pero siempre que la carne sea buena. Yo suelo elegir un trozo de
solomillo de ternera de unos 200 gr y pido que me lo piquen a cuchillo.
Entonces, elijo si me apetece más hacer una hamburguesa o convertirlo en un
steak tartar. Si lo que apetece es una hamburguesa más gorrinilla, nos vale con
la carne picada que venden en bandejitas y le podemos añadir ajo, perejil… y
hasta una yema de huevo si nos apetece que tenga más alimento.
En
nuestro caso, hoy hemos elegido una bandejita de carne picada, que saca de
muchos apuros porque con ella se pueden conseguir varias elaboraciones y salir
del apuro tres días seguidos si utilizamos una parte para la hamburguesa y el
resto lo convertimos en albóndigas de suerte que, las que sobren, que siempre
suelen ser dos o tres se reconvierten en salsa para unos tallarines.
He
puesto una pizca de sal, muy poca porque el relleno ya es bastante salado,
pimienta, un poco de perejil, unas gotas de vodka y un diente de ajo muy picado.
Una vez conseguida la masa, he puesto una capa como de medio centímetro en un
aro y lo he aplastado bien. Encima una rodaja de queso de cabra y sobre ella
otra capa de carne del mismo grosor.
Hay
que tener cuidado de sacar la carne de la nevera una hora antes para que se
atempere y resulte más sencillo asarla. Y esto es todo, se pone en la plancha
para que se haga con su propia grasa o a lo sumo, con unas gotitas de aceite y
se deja a fuego medio para que se derrita bien el queso de su interior.
Entiendo
que la receta es demasiado simple como para ponerla en el blog, pero hay que
tener en cuenta que hay manitas y manazas en las cocinas y todos merecen el
mismo respeto, sobre todo desde el punto de vista psicológico.
El emplatado puede resultar divertido si le ponemos una rodaja de cebolla roja encima, unas patatas fritas y las salsas, en este caso mostaza a la antigua y kétchup.
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