En el mundo de las verduras, los
tirabeques y los guisantes de lágrima son como el ibérico de bellota al jamón.
Han abierto una tienda muy cerca
de casa en la que dicen vender productos gourmet y, lo curioso, es que se trata
de una verdulería. Eso sí, además de unos productos agrarios selectos, se pueden
encontrar toda suerte de productos exquisitos como vinos, licores, y muchas de
esas cosas que tanto suelen gustar.
Mi debut como cliente fue más
bien por hacer un estudio ocular y tomar nota. Compré un kilo de patatas
lavadas de gran calidad y se me fueron los ojos detrás de unos ajos tiernos que
también se vinieron a casa.
Ayer pasé para comprar unas
castañas que se me antojaron bastante buenas por su tamaño y textura y había en
la nevera unos paquetitos de tirabeques que me pidieron permiso para venirse
conmigo y, naturalmente, acabaron en casa.
Hace unos meses, en un programa
de televisión, los presentaron como una gran exquisitez y los probaron en crudo.
Yo pensaba que serían como el resto de las verduras y las tres veces que los
pude encontrar, los hice al dente, pero blanqueados.
No se puede decir que sea un
producto fácil de encontrar ni barato. El paquetito de tirabeques, que contenía
200 gr. Valía 3 euros, que ya está bien para unas tristes vainas.
El jamón que a mí me gusta, como
ya he contado en múltiples entradas es el que selecciona Pablo, mi charcutero,
que es de cerdo ibérico criado en dehesa a base de bellotas sin otro
complemento de pienso y, me pareció que el matrimonio tenía que ser perfecto.
La receta no puede ser más simple
ni más deliciosa:
80 gr de jamón ibérico de bellota
200 gr de tirabeques
AOVE
Se echan los tirabeques enteros en una sartén con una cucharada de
AOVE y se saltean durante unos tres a cinco minutos controlando que no se
quemen. Se ponen en un plato en el que habremos depositado las lonchas de jamón
en crudo y, normalmente, no hace falta ni sal, aunque unas escamas de sal
maldon tampoco desvirtúan el resultado. Se distribuye un chorrito de AOVE por
los tirabeques y a comer.