Entre unas cosas y otras, llevo
varios días descuidando la alimentación y comiendo algo de más, cosa que me ha
llevado a un ligero aumento de peso. En fin, tampoco ha sido para tanto, porque
solamente he aumentado un kilito doscientos. Lo más preocupante es que no ha
habido demasiados cambios y han sido varios días seguidos comiendo carne en
forma de chuletitas de cordero, de lomo relleno y cosas de esas muy ricas y
festivas. Y poca verdura, solamente un plato de lombarda con ajitos y piñones y,
aparte de las angulas del día de mi santo, nada de pescado.
Ayer salí resuelto a enmendar el
problema y empecé a pensar en que un bacalao al ajoarriero estaría delicioso, o
que un suquet de rape no se le quedaría a la zaga, pero si hablamos del peso,
poco o nada iba a enmendar. Con esa idea me acerqué al super y vi una bandejita
con dos sepias medianitas y pensé que, si las hacía a la plancha, cubría ambos
objetivos: controlar el peso y comer pescado.
Cocinar la sepia a la plancha no
es tan sencillo como pudiera parecer, porque si te quedas corto y no eliminas
el agua, queda como chicle, pero si te pasas de cocción, entonces queda como
estopa.
En cuanto a la salsa Mery, es muy
sencilla de elaborar porque, en realidad, el alma es una ajada con perejil de
esas que tantas alegrías nos aportan a la hora de cocinar, por ejemplo, las
chuletitas de cordero o las patatas panadera. Ahora vamos con ella.
2 sepias enteras medianas
2 dientes de ajo
Un manojo de perejil (solo las hojas)
Un chorro de zumo de limón
1 chorrito de vinagre de Jerez
AOVE
Sal
Vamos a
empezar a elaborar la salsa Mery. Habitualmente, siempre tengo ajo picado con
perejil y un chorro de aceite porque lo utilizo en muchas elaboraciones. Si no
lo tenemos, empezamos por aquí, es decir, ponemos en el mortero el ajo y las hojas
de perejil y lo majamos bien. A continuación, añadimos el chorro de zumo de
limón, el chorrito de vinagre, cuatro cucharadas de AOVE y una pizca de sal.
Reservamos.
En una cocina
industrial, donde hay planchas grandes se facilita mucho el proceso, pero en
casa es conveniente preparar la sepia antes de cocinarla. Lo primero que
haremos será secarla bien y después, separar las patas y partirlas en dos
trozos. En el cuerpo hay un velo que tiende a encogerse, por lo que lo mejor es
quitarlo con un poco de paciencia. Luego, hacemos unos cortes en la parte
exterior para que se pueda separar y evitamos así que se encoja y el calor
llegue a todas partes por igual.
Calentamos la
sartén a fuego fuerte durante unos minutos para que esté bien caliente y
colocamos la sepia sin aceite. Si está bien seca, nos bastará con dejarla tres
minutos por cada lado hasta que coja un color tostado. Si vemos que suelta
agua, paramos la cocción y retiramos todo el líquido. La volvemos a poner y,
una vez que esté tostada, la retiramos del fuego. Echamos la salsa Mery por
encima cubriendo toda la sepia y las patas y ya podemos emplatar.
En el Sicania
y en muchos restaurantes de playa la suelen acompañar también con mahonesa o
con ajoaceite. Yo tenía mahonesa y, como la Mery ya tiene bien de ajo, no le
añadí nada más.
Dice mi hija
que, si algún día estás en el hotel o en cualquier chiringuito y no sabes qué
pedir, encargas una sepia a la plancha y no te equivocas nunca. Tiene razón.
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