Hace ya unos
cuantos días vi en televisión uno de esos programas de cocina que me dejó
enganchado porque la pitanza que estaban preparando se me antojó celestial. Se
trataba de amasar un buen trozo de carne picada, rellenarla con diversos ingredientes
y trabajarla hasta darle una forma cilíndrica que, una vez horneada, se cortaba
como un redondo.
A mí me recordó a
la “pelota” del cocido que hacía Pascuala en casa cuando yo era retoño y con
ese recuerdo, me puse manos a la obra, que recordar la mocedad siempre es
interesante.
El cocinero utilizó queso manchego, pero yo tengo predilección por el cabrales. También utilizó aceitunas, pero el sabor del encurtido de los pepinillos, se me antojó que podía beneficiar el resultado final y bueno, vamos a ello.
Para el pastel
500 gr. de carne
picada de ternera
1 huevo
50 gr de queso de
cabrales
Un puñado de
anacardos (almendras, nueces… o todo variado)
2 pepinillos
encurtidos (o un puñadito de aceitunas sin hueso laminadas)
Sal
Aceite de oliva
virgen extra.
Y para la salsa
1 cebolla roja
1/4 pimiento rojo
10 alcaparras
1 brick pequeño
de nata
Salsa de soja
Salsa worcestershire
(Perrins)
Mostaza en grano
de dijon
Pimienta en grano
Pimienta molida
½ vasito de ginebra
Sal
Aceite de oliva
virgen extra
En primer lugar
haremos el pastel mezclando la carne picada con una pizca de sal y el huievo
hasta conseguir que todo quede perfectamente integrado.
Ponemos un
chorrito de aceite en una hoja de papel para hornear, ponemos encima la carne
picada y la aplastamos bien para conseguir un filete grande de un centímetro de
espesor.
Ponemos los
anacardos, o los frutos secos que deseemos en el mortero y partimos en trozos
grandes. Cortamos el queso en unos cubitos pequeños y cortamos los pepinillos
en juliana fina.
Vamos distribuyendo
encima de la carne todo lo anterior de manera que lo cubramos entero y con
ayuda del papel vegetal, vamos confeccionando un cilindro apretando bien en
cada giro.
Ponemos un
chorrito de aceite de oliva virgen extra en una bandeja de horno, colocamos
encima el cilindro de carne y lo metemos en el horno, que habremos precalentado
previamente a unos 190 grados, dejándolo que se haga durante unos 20 minutos.
Entre tanto,
picamos la cebolla, el ¼ de pimiento y las alcaparras y lo vamos poniendo en
este mismo orden en una sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen extra
y una pizca de sal. Cuando veamos que va cayendo, añadimos los granos de
pimienta y dejamos que sigan friéndose unos minutos más.
Añadimos el medio
vasito de ginebra y subimos el fuego para que pierda el alcohol y nos deje el
maravilloso aroma a enebro.
Pasados unos tres
o cuatro minutos, añadimos un chorrito de salsa de soja, otro de salsa
worcestershire y una cucharadita de mostaza en grano removiendo bien para que
se integre todo.
Finalmente
añadimos el brick de nata y un poco de pimienta en polvo recién molida y
dejamos que reduzca hasta que tome cierta consistencia. En nuestro caso lo
hemos pasado un poco por la batidora para que quedara más suave.
Servimos un par
de cortes salseados y podemos decorar con alguna hierba olorosa como el
orégano.