Tenía cierto antojo por comer un besuguito al horno, pero al bajar al
mercado descubrí una lubina salvaje, es decir, de las que no son de
piscifactoría, que me dejó prendado. Así que la compré para hacerla como si
fuera el besugo.
No sé muy bien qué me gusta más, porque el besugo tiene ese encanto de
la Navidad y de la infancia, pero la lubinita salvaje es absolutamente
deliciosa, me resultó bastante más fácil de encontrar que el besugo y además,
es más barata (aunque tampoco se puede decir que la regalen). Ya digo, fue un
amor a primera vista.
La lubina o róbalo posee junto con el bacalao y la pescadilla una de
las carnes más magras de entre todos los pescados blancos. Y como tal, también
posee una serie de propiedades nutricionales y dietéticas impresionante. Otra de las ventajas, es que al ser tan buen
producto, no requiere demasiada cocción y por eso, suele hacerse a la sal, acompañada de
salsa holandesa o sencillamente, aceite de oliva virgen extra.
En nuestro caso, como decía, teníamos antojo de hacer un besugo al
horno con limón y lo que hemos hecho ha sido cambiar la materia prima, pero
hemos respetado la receta.
1 lubina de 1 Kg y 300 gr.
2 patatas grandes o 3 medianas
2 cebollas
3 limones
1 vaso de vino blanco
Sal
Pimienta
Aceite de oliva virgen extra
En primer lugar pelamos, lavamos y cortamos las patatas en rodajas
finas y picamos las cebollas en juliana. Ponemos abundante aceite en una sartén,
las echamos con un poco de sal y dejamos que cuezan a fuego suave hasta que queden blanditas.
En nuestro caso, el pescadero ya nos la había preparado para hacerla
al horno, pero en otro caso habría que quitarle bien todas las escamas,
cortarle las aletas, quitarle las tripas
y lavarla bien. A continuación se pone sobre la tabla y se le hacen unos cortes
en el lomo, inclinando un poco el cuchillo para alcanzar mayor profundidad en
el corte y metemos en cada una de las ranuras media rodaja de limón. Sacamos el
zumo de los otros dos limones y lo mezclamos con el vino
Ponemos las patatas y la cebolla en el fondo de la fuente de horno
cubriendo todo el centro para poder colocar la lubina sobre ellas. Salpimentamos, regamos con
el vino y el zumo y lo metemos en el horno, que ya habremos precalentado a unos
170 grados. En 20 minutos tendremos nuestra deliciosa lubina lista para
hincarle el diente.
A mí me gusta el tono doradito del limón, pero se pueden quitar las rodajas y cmbiarlas por otras nuevas para mejorar la presentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario