lunes, 2 de noviembre de 2015

BUÑUELOS RELLENOS DE CREMA PASTELERA

En mi casa, no sé muy bien el porqué, pero mi madre siempre traía buñuelos rellenos de crema en la fecha de Todos los Santos y aquello se convirtió en una especie de tradición. Lo curioso es que la tradición en sí de comer buñuelos es durante la cuaresma y en lugares muy localizados, como en Valencia, se suelen consumir en Las Fallas pero son de calabaza.

Como yo soy muy acérrimo de las tradiciones, pues ayer decidí hacer unos buñuelos rellenos de crema pastelera. He de decir que psicológicamente, no son tan relajantes como los de calabaza, pero también tienen su aquel. Y es que el amasado de los buñuelos de calabaza es un auténtico éxtasis y verlos como burbujean mientras trabaja la levadura es algo sencillamente genial porque, realmente es como si esa masa estuviera viva. En el caso que nos ocupa, también hay un momento de éxtasis y que les confiere esa especie de vida, que es cuando los ves cómo se giran ellos solitos cuando saben que están fritos por un lado y quieren terminar su fritura. De cualquier manera, el resultado es delicioso en ambos casos.

Para la crema pastelera:
1/2 litro de leche
1 huevo
3 cucharadas de azúcar
1 cucharada colmada de Maizena
1 ramita de canela
Corteza de naranja y de limón.
1 cucharadita de azúcar vainillado.

Para los buñuelos:
1 vaso de harina
1 vaso de agua
3 huevos
1 cucharada de mantequilla
Ralladura de limón
Una pizca de sal
1 cucharada de azúcar
20 gr de levadura
Aceite de girasol

Comenzaremos con la crema pastelera para que esté bien fría y podamos incorporarla mejor. Ponemos la leche a hervir a fuego lento con la ramita de canela, las cortezas de naranja y limón, y el azúcar vainillado y removemos de vez en cuando.

En un bol aparte, pondremos el azúcar, la Maizena y el huevo y removemos bien para que se incorpore todo.

Cuando la leche suelte el aroma idóneo, la sacamos del fuego, dejamos que se enfríe un poco para que no se cuaje el huevo y lo vamos incorporando despacio, sin dejar de remover. A continuación lo volvemos a echar en el cazo y lo ponemos al fuego removiendo también sin parar. Llegará un momento en que espese y es en ese momento cuando lo retiramos del fuego y lo dejamos reposar.

En cuanto a los buñuelos, ponemos el agua a cocer en una cazuela con la sal, la cucharada de azúcar, la ralladura de limón y la mantequilla. Una vez que comience a hervir, lo mantenemos durante un minuto y lo retiramos del fuego.

Mezclamos la harina tamizada con la levadura y lo echamos de golpe sobre el agua. Removemos bien. Una vez que obtengamos una masa, le añadimos un huevo y seguimos batiendo sin parar. Cuando esté incorporado, añadimos otro huevo y repetimos la operación y así con el tercero.

Cuando tengamos una masa suave, la dejamos reposar unos minutos. Mientras tanto, ponemos abundante aceite en una sartén y dejamos que se caliente bien. Una vez haya cogido temperatura, vamos echando la masa a cucharadas (cada cucharada es un buñuelo), de pocas en pocas y bien separadas.

Aquí es donde se produce la magia, porque cuando el buñuelo coge temperatura sube a la superficie, y cuando está bien frito por un lado, se gira él solo para freírse por el otro.

Conforme los vayamos sacando, los vamos depositando en un plato recubierto con un papel absorbente.


Cuando se hayan enfriado, con ayuda de la manga pastelera, pinchamos en el buñuelo, que ahora mismo es de viento, y lo rellenamos de crema.


No hay comentarios:

Publicar un comentario