Hay
recetas que han pasado de ser modernas a ser de la cocina tradicional, como
este pastel o pudin de merluza, con diferentes versiones, como el famoso pastel
de cabracho.
El
cabracho siempre ha sido un pez muy apreciado para hacer caldos y no puede
faltar en la bullabesa, pero casi nunca se utilizó con otros fines, por lo que
su precio era bastante bajo. Sin embargo, un “error” de Juan Mari Arzak (de
nuevo el método de ensayo-error trae sus ventajas) lo convirtió en el pastel
que ahora conocemos. Según cuenta él mismo, los hermanos Troigros le enseñaron
una receta para aprovechar y darle más empaque al pescadito y él, se puso a
hacerlo en casa, con un resultado bastante deleznable. Pero Juan Mari Arzak no
se iba a rendir ante el desastre, así que decidió darle unos giros a la receta
de los Troigros y en vez de tirar los restos a la basura le añadió algunos
huevos y sabe Dios qué más, porque la genialidad está en las manos y en la
cabeza de los genios, inventando una de las recetas que más fama le ha
otorgado. Por cierto que ahora encontrar cabrachos es misión casi imposible.
Antes
de existir semejante maravilla, nuestras abuelas ya elaboraban algo parecido
con un pescado bastante más tradicional como es la merluza, y es el que a continuación
presentamos.
1
paquete de lomos de merluza baby congelada sin espinas
½
cebolla
La
parte blanca de un puerro
5
cucharadas soperas de tomate triturado y
1
brick de nata líquida para cocinar
6
huevos
1
nuez de mantequilla
1
cucharada de brandy o vino blanco
Mahonesa
Pimienta
Sal
Aceite
de oliva virgen extra.
Lo
primero que haremos será poner los lomos de merluza en una cazuela (no importa
si está congelada) y dejamos cocer durante unos 4 minutos. Apagamos el fuego,
dejamos otros tres minutos, los sacamos, los desmigamos y reservamos.
Picamos
bien la cebolla y el puerro y lo ponemos en una sartén a fuego medio con aceite
de oliva. Cuando veamos que está pochado, añadimos el tomate y dejamos que se
haga. Ponemos el brandy o el vino y dejamos que elimine el alcohol.
Batimos
los huevos en un bol junto con la nata y una poco de sal y pimienta.
Incorporamos las verduras y la merluza, y removemos bien.
Untamos
la mantequilla en un molde y echamos la mezcla que hemos elaborado. La ponemos
al baño maría en el horno precalentado a 180º durante unos 25 minutos, hasta
que al pinchar veamos que sale el palillo limpio. Normalmente debe estar más
duro por los laterales y bailar un poco por el centro. Al enfriarse se pondrá
más duro y consistente lo cual facilitará el desmoldado.
Se
sirve napado de mahonesa, aunque en mi caso, no pude resistir elaborar una
salsa rosa y napar con ella.
Las
salsas se pueden comprar hechas, pero quedan mucho más ricas elaboradas por
nosotros mismos. Y hago la mahonesa poniendo en el vaso batidor un huevo, un
pellizco de sal, otro de azúcar, un chorrito de vinagre de vino y aceite de
girasol o de oliva neutro. Meto la batidora hasta el fondo, la enchufo a tope y
voy sacándola poco a poco. Jamás se me ha cortado haciéndola de esta manera.
Si
queremos la cosa más deliciosa, la salsa rosa sale de mezclar la mahonesa con
kétchup (que también puede ser casero, pero eso requiere otra entrada), salsa
Perrins, una pizca de salsa Tabasco y una cucharadita de vodka.
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