Hoy había ganas de unas buenas
cocochas de bacalao y he aprovechado algunos recursos que había por la cocina
para prepararlas.
A mí, realmente, las cocochas me
gustan al pilpil y sin muchas más historias, así que lo único que he hecho ha
sido enriquecerlas un poquito con unos pimientos asados y unas olivas.
Como ya sabéis, este año he
decidido aprovechar los frutos de otoño que crecen en el patio del colegio y
ando aliñando unas olivas. El primer bote ya está preparado para comer y aún
quedan unas poquitas, así que se me ha ocurrido que la combinación con las
cocochas no podía fallar.
8 cocochas de bacalao desaladas
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 ajo picado.
12 olivas
1 guindilla
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Lo primero que hay que hacer es poner las cocochas en agua durante un
par de días, cambiándola cada 4 horas, más o menos, en la nevera.
Cuando uno se sienta a ver una carrera de 60 metros lisos, apenas
tiene tiempo de disfrutarla por lo rápido que transcurre. Sin embargo, cuando
vemos una Maratón, podemos llegar a aburrirnos bastante por lo larga que es.
Bueno, pues esta receta es maratoniana. Si empezamos por el aliño de las
olivas, seguimos por el desalado de las cocochas y acabamos con el asado de los
pimientos, la cosa se puede prolongar unas cuantas semanas, pero merece la pena
la espera.
A mí me gusta asar los pimientos en papillote porque se conservan
todos sus jugos y luego se pueden aprovechar para guisos posteriores, como en
el caso que nos ocupa, así que solamente hay que ponerlos en un papel de
aluminio con una pizca de sal y unas gotas de aceite de oliva virgen extra y
cerrarlos de manera que queden perfectamente sellados. Los ponemos en la fuente
de horno y los metemos a unos 180º durante unos treinta minutos, hasta que
queden blanditos. Los que he usado me sobraron de una farsa para musaka que
hice el otro día.
La preparación en sí de la receta es más bien como una carrera de
velocidad, porque se tarda muy poco en hacer.
Ponemos un buen chorro de aceite en una sartén junto con el ajo picado
y la guindilla, y lo dejamos a fuego muy suave hasta que empiecen a bailar.
Añadimos las cocochas con la piel hacia arriba y dejamos que se vayan haciendo
despacio, removiendo de vez en cuando para que se ligue el aceite y nos salga
ese pilpil maravilloso. Una vez que veamos que se han cocinado, las damos la
vuelta y las dejamos otro rato por el otro lado, hasta que se hagan del todo.
Añadimos los pimientos con un poco de su jugo y removemos bien agitando
la sartén con viveza para conseguir la ligazón y la mezcla de los sabores y ya
está.
Servimos en un plato junto con las olivas y nos acompañamos de un buen
trozo de pan recién horneado.
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