jueves, 18 de agosto de 2022

SALPICÓN DE MARISCO

 Aunque a mí me suele apetecer cualquier plato y en cualquier época del año, con los rigores del estío parece que apetecen comidas fresquitas, así es que hoy vamos a hacer un salpicón de marisco con lo que tengamos por la nevera.

En más de una ocasión he comentado que me gusta tener gambas en el congelador porque son muy socorridas y sirven tanto para hacerlas al ajillo, como para un arroz o una fideuá o, como hoy, para hacer la base de nuestro salpicón. Se da la circunstancia de que ayer vino mi hija a cenar y le encantan las clóchinas, así que compré un kilo para hacerlas al vapor. Para los menos versados, les diré que las clóchinas son como unas hermanas pequeñas del mejillón. Se recogen en Valencia y son más caras, pero mucho más finas y ricas que sus hermanos.

Echando una ojeada por la nevera y la alacena, descubrí que había cebollas, que tampoco suelen faltar entre mis ingredientes, pimiento morrón, tomates de La Albufera y poco más…suficiente para elaborar un rico y fresquito salpicón.

La elaboración es sencilla porque solo es preciso cocer las gambas, trocearlas y reservarlas junto con las clóchinas (también pueden ser mejillones). A continuación, procedemos a picar la cebolla, que puede ser en juliana o en cubitos y lo mismo haremos con el pimiento.

Debido a las altas temperaturas de este verano de 2022, los tomates siguen siendo magníficos, aunque han sacrificado el tamaño pues son considerablemente más pequeños que los de otros años y tienen la piel más dura. Por eso, vamos a pelarlos antes de trocearlos. Para pelar los tomates sin ninguna dificultad es preciso poner agua a hervir, hacer unos cortes en cruz en la parte lisa de los tomates. Cuando el agua esté cociendo, los sumergimos y los dejamos hasta que vuelva a brotar el hervor. En este momento los sacamos del cazo y los sumergimos en agua muy fría. Como por arte de magia habremos conseguido poder pelar los tomates simplemente estirando de las puntas que se han formado en la cruz y ya los tenemos preparados para picarlos, como en el caso anterior en cubos pequeños.

El siguiente paso es mezclar las verduras con las gambas y mejillones y proceder a elaborar la vinagreta.

Para hacer la vinagreta necesitaremos AOVE, vinagre de vino, manzana o de Módena, pimienta recién molida, una pizca de sal y el elemento primordial: una cucharada de mostaza tradicional que va a ejercer de emulsionante, además de aportar un gusto excepcional a nuestra vinagreta. Con estos pocos ingredientes obtendremos una vinagreta que, además de estar muy rica, se va a conservar todo el tiempo que queramos pero, si queremos mejorar el resultado, podemos añadir unos encurtidos como pepinillos y cebollitas.



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