miércoles, 17 de julio de 2019

COCOCHAS DE BACALAO CON SURIMI


El surimi es al padre de nuestras gulas, inventadas por Álvaro Azpeitia por una cuestión de economía. En psicología es sabido que cuando la soga aprieta, las personas nos volvemos muy creativas y ese fue el caso de nuestro protagonista de hoy. El director general de la empresa Angulas de Aguinaga, se encontró con el doble problema de que, por un lado, la ría se contaminó y, por otro que las angulas escaseaban por esa misma causa. La empresa empezó a tambalearse y fue en un viaje a los Estados Unidos cuando Azpeitia conoció a los productores del surimi, que por aquellos tiempos era un auténtico desconocido por estos lares. Quiso la fortuna que después de otro viaje a Japón, invitado por los productores del surimi, le propusieran elaborar su producto en España, pero Azpeitia, vasco él, lo que se propuso fue aprender el proceso de producción y convertirlo en lo que hoy conocemos como las gulas. En la psicología de la forma (Gestalt) se sabe que el cerebro es capaz de convertir un producto en otro si las cosas se hacen bien, porque hay unas leyes que lo rigen. Así que después de hacer unas cuantas pruebas, Azpeitia dio con lo que buscaba, un producto que daba toda la sensación de ser angulas, entre otras cosas, porque era el mayor productor de Angulas del mundo. Cuentan que cuando las dio a probar las primeras veces a los críticos culinarios, estos se pensaban que eran angulas de Francia o de Marruecos hasta que descubrieron que no tenían ojos.

Cocochas de bacalao
Surimi o palitos de cangrejo
Ajo
1 guindilla
Perejil picado
AOVE  

Lo primero que haremos será trocear las cocochas en cubitos y laminar el ajo.

Ponemos unas cucharadas de AOVE en una sartén. Es importante que no cubra el fondo de la sartén y que lo pongamos a fuego medio alto para hacer un crujiente con las láminas de ajo. Una vez que lo tengamos, bajamos el fuego al mínimo y añadimos la guindilla troceada y los cubitos de cocochas. Hay que dejarlas confitar a fuego muy suave y sin parar de removerlas con una cuchara de palo y agitando la sartén, lo que va a favorecer que el calor baje y las cocochas suelten su gelatina para convertir la salsa en un pil-pil.

Cortamos los palitos de surimi a lo largo y en juliana y los añadimos a la sartén cuando veamos que las cocochas están blanditas y el pil-pil muy bien ligado. Seguimos removiendo para que se produzca el matrimonio de sabores, es decir, que el surimi coja todo el sabor de la salsa y de las cocochas. Rematamos la faena con el perejil picado y servimos calientes.

Un buen trozo de pan calentito y un vaso de vino blanco serán todo el acompañamiento que necesiten, porque están realmente impresionantes.



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