jueves, 25 de julio de 2019

YEMAS DE HUEVO CURADAS


Esta receta es tan sencilla como barata y divertida, por lo que es ideal para hacerla con los niños. No hay fuego, no hay elementos cortantes ni nada peligroso. Se trata de una reacción química producida por la sal y el azúcar. El proceso es el mismo que el del pescado marinado, el de las salazones o por no tirar más de imaginación, el del jamón serrano. El proceso de salazón de la yema va a depender de la textura que queramos obtener, pero eso lo veremos más adelante.

2 cucharadas soperas colmadas de sal
2 cucharadas soperas iguales de azúcar
1 huevo

En primer lugar, debemos hacer la mezcla de la sal con el azúcar. El resultado final es el mismo si ponemos menos azúcar, o incluso si prescindimos de ella, pero así quedará más rica. Ponemos la mitad de la mezcla en un recipiente, hacemos un pequeño hoyo para poder acomodar la yema. Cascamos el huevo con mucho cuidado para separar la yema de la clara, que podemos guardar para otra preparación o congelarla para poderla usar más adelante y la ponemos con cuidado de no romperla en el hoyo que hemos hecho. Recubrimos con la otra mitad de la mezcla y hacemos uso de la paciencia, que tantos buenos ratos procura en la cocina.

Aquí dentro está nuestra yema.

Antes hablábamos del tiempo de espera y la textura que deseemos. Si dejamos nuestra yema cubierta de sal y azúcar durante unos 40 minutos a temperatura ambiente, obtendremos una yema muy cremosa que podemos untar sobre una tostada, o añadirla como guarnición. Es la que yo presento.

Si la metemos en la nevera y la dejamos varios días, la yema se irá poniendo cada vez más dura de manera que si la dejamos durante un par de semanas, se habrá quedado dura del todo y podremos usarla para rallar sobre una sopa, o en sustitución del queso en la pasta.

Para terminar el proceso, sacaremos la yema de la sal y la lavaremos con agua para que desaparezca todo el polvo. Y… lista para comer.



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