Ayer me hice un steak tartar, pero de los cutres baratos, es decir con
la bandejita de carne picada del súper, que hay algunas marcas que son muy
buenas y aunque la textura no sea igual, te ahorras un buen tiempo en picar a
cuchillo o pagar para que te la corten.
Esas bandejitas traen carne picada para un regimiento y a mí me suelen
durar bastante porque o bien me hago un steak, o bien me hago una hamburguesa y
con lo que sobra suelo hacer albóndigas, de las que reservo un par para hacer
una salsa estupenda para la pasta. Ya lo decía Arguiñano, que el que tiene una
bandejita de estas, tiene un tesoro.
La cosa es que tengo un queso magnífico y me he traído jamón cortado a
cuchillo de ibérico de bellota, así que se me ocurrió que con esos ingredientes
me podía elaborar una hamburguesa rellena, pero mi creatividad no tiene límites
y…
½ bandeja de carne picada de vacuno (a ser posible de buena calidad)
Lonchas de jamón ibérico de bellota cortadas a cuchillo
2 lonchas de queso (en mi caso puse brie de cabra)
1 huevo
Pimienta negra recién molida
Aceite (hoy va en gustos)
Pan rallado
Ponemos la carne en un bol y amasamos bien con la pimienta negra al
gusto. Una vez que la tengamos bien amasada, la sacamos y la dejamos en un
plato. En ese mismo bol podemos poner un huevo entero y lo batimos.
Separamos la carne en dos o en cuatro trozos (2 por hamburguesa),
dependiendo del tamaño que queramos hacer. Lo aplastamos bien y ponemos las
lonchas de jamón encima, las 2 lonchas de queso y recubrimos con el otro pedazo
de carne apretando para que quede bien sellado.
Ponemos pan rallado en un plato. Hay quien pasa primero la carne por
harina para que impregne mejor el huevo, pero quedan mucho más ricas si
omitimos este paso y lo que hacemos es pasar primero las hamburguesas por el
pan rallado, luego por el huevo y por último otra vez por el pan rallado (si lo
queremos más crujiente, podemos repetir la operación, pero así suelen quedar bien).
Ponemos aceite en una sartén. En mi caso, la primera hamburguesa la
freí en un par de cucharadas de AOVE bien caliente, pero como se trataba de
experimentar en la cocina, la otra la freí en otra sartén con aceite de girasol,
en este caso más abundante. Como veis no he añadido sal porque tanto el queso
como el jamón aportan buena cantidad.
El resultado final varia poco, porque el queso ha quedado derretido y
la corteza bien crujiente en ambos casos.
Lo acompañé con unas patatas chips en aceite de oliva
Lástima que no llegue el aroma ni el sabor.
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